lunes, octubre 26, 2009



La hija del ladròn
El Perú debe tener varias marcas mundiales en su haber.Una de ellas seria la marca mundial del narcisismo idiota –categoría estilo libre, pecho, mariposa, espalda y nado sincronizado -, por ejemplo. Narcisismo idiota que se expresa en la frase “Dios es peruano”, o en la creencia de que nuestra comida es insuperable, nuestros paisajes son únicos y nuestro folclore no tiene pares.Los peruanos somos como los brasileños. Lo “único” que nos diferencia con ellos es que no hemos ganado cinco veces el campeonato mundial de fútbol ni hemos tenido a un Ayrton Senna –para no hablar de la industria aeronáutica brasileña, del tamaño de su PBI y de las cualidades humanas y éticas de Lula-.Lo curioso es que si un observador imparcial llegara a estas tierras y preguntara a la gente –la gente de este gran pueblo que se supone que somos- por quién votaría en las próximas elecciones, 22 % de los que contestaran dirían: “Keiko Fujimori”. Y entonces ese observador se cag…. de risa o se caería de espaldas, en el mejor de los casos.Porque Keiko Fujimori Higuchi es hija del delincuente inconfeso pero convicto Alberto Fujimori Fujimori -alias Kenya Fujimori, alias Presidente de la República, alias Pacificador y alias Su Excelencia -, justicieramente merecedor de tres condenas que suman 38 años de carcelería efectiva. Este ladrón que robaba en maletas, este asesino que empleaba armas del Estado, este "peruano" que se hizo japonés para eludir la justicia, este japonés que fingió ser peruano para gobernarnos a su antojo, este marido que encerró a su cónyuge cuando ésta lo denunció por robar donaciones japonesas, este resumen de todas las taras yakuzo-peruvianas que uno puede imaginar, es el padre de quien se perfila como la próxima mandataria de la nación (así, todo con minúsculas).Y no es que la señora Keiko haya huido de su ADN ni de la maldición de la herencia. Porque la señorita Keiko estudió en Boston con dinero robado por su padre, felonía que ejecutaba el asesor en la sombra, Vladimiro Montesinos pero que mandaba hacer el propio Alberto Fujimori.Y esa eleccion sería una mancha muy fea en cualquier país donde la decencia fuera un requisito para entrar en la política.No es una mancha, sin embargo, en el Perú. Porque en este país, de aparente enorme ego, se tolera todo, ademas de reelecciones de reos contumaces y de los otros.Se tolera, por ejemplo, que el programa político de la señora Keiko se resuma en este grito clanesco: “¡indulto para mi papá!” (con lo que el Perú no tendrá una presidenta sino una alcaidesa y seremos, por fin, lo que Saravá siempre soñó que fuéramos: un vasto Lurigancho).Porque si Dios es peruano, como dicen los huachafos y minusválidos cerebrales, entonces Satanás también debe haber pasado, alguna vez, por la RENIEC.
18 AGO 2009

Publicado por César Hildebrandt.
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